martes, 26 de junio de 2012

PARCIAL!

El parcial es el próximo Miércoles 4 a las 8hs en el Auditorio de Psicología.

IMPORTANTE: No se puede rendir en otro horario porque los parciales son diferentes para cada comisión.

miércoles, 20 de junio de 2012

Cronograma de Prácticos 2012


17/04  Unidad I

Bibliografía: Max Schur “Sigmund Freud. Enfermedad y muerte en su vida y en su obra

-          Identificar  las motivaciones que llevaron a Freud a su autonálisis.
-          Describir la relación de Freud con Breuer, su distanciamiento y el encuentro con Fliess.
-          Mencionar los factores que contribuyeron al desarrollo de la relación Freud-Fliess. ¿Cómo describe Schur la relación transferencial y qué momentos se pueden identificar en ella?
-          ¿Qué importancia tuvo todo esto para el descubrimiento freudiano?

Bibliografía Complementaria: Mario Betteo Barberis “Ubertragnung, tranfert…”

-          Reconstruir los argumentos que llevan al autor a decir que  “la manera freudiana de tratar la transferencia es en plural, a pesar de los esfuerzos de Freud por singularizarla”



24/04 Unidad II

Bibliografía: Sigmund Freud “Lo inconciente” (1915)

Bibliografía Complementaria: Emilio Rodrigué “Breuer, maestro secreto de la histeria”

-          Fundamentar qué diferencias encuentran entre el modo de considerar lo inconciente de Breuer y de Freud.


8/5 Unidad III

Bibliografía: Sigmund Freud “Estudios sobre la histeria” (1895)

 Guía de Lectura “Caso Elisabeth”:

1. Que elementos toma en cuenta Freud para realizar un diagnóstico diferencial entre
histeria y enfermedad orgánica en el caso Elizabeth?
2. Por qué es necesario un diagnóstico diferencial?
3. A qué hace referencia el concepto de zona histerógena y a utilizar al dolor como brújula en el tratamiento?
4. Diferencie los tres períodos de tratamiento en que Freud divide el historial del caso Elizabeth. Que caracteriza a cada período? Teniendo esto en cuenta, explique cómo se va desarrollando y modificando el procedimiento utilizado por Freud en este caso.
5. El concepto de trauma adquiere una especificidad para el psicoanálisis. No es cualquier situación penosa o dolorosa. Freud en este historial habla de "escenas de eficacia traumática": definir este concepto e individualizar estas escenas dentro del historial.
6 Freud llega a formular la sobredeterminación para los síntomas: qué busca a través de los intentos hipnóticos o sugestivos? 
7. Cómo explicaría el "no saber" de Elizabeth respecto a la causa de sus síntomas?
8. Histeria de conversión: explique motivos y mecanismos para la conversión. Dinámica del conflicto, términos que intervienen: representaciones eróticas/morales; defensa; grupo psíquico separado.etc.
9. Diferencias entre conversión por simultaneidad y conversión por simbolización.


Bibliografía: Sigmund Freud “Sobre psicoterapia” (1905)

Cuadro comparativo de métodos....

Hipnosis (Charcot, Berheim)
-          Objetivo: lograr la convicción o creencia en la palabra del hipnotizador.
-          Mediante: Inducir estado de sonambulismo (sugestión) en el cual se imparten una orden o sugestión hipnótica.
-          Efecto: posthipnótico. Supresión de síntomas, alivio temporario. Amnesia posthipnótica.
-         Efecto: se produce una ensanchamiento de la Cc. Son recordados sucesos inaccesibles en un estado de Cc normal (trauma)
-          Método sintomatico (via de porre). Los síntomas retornan
-          Hipnotizado: ++Dependencia, sumisión, obediencia.
-          Hipnotizador: posición de amo- lugar del saber.
-          Se sirve de la sugestión como ejercicio de un poder sobre el otro.

Método catártico (Breuer-Freud)
-     Síntoma: producto de una representación no abreaccionada (afecto estrangulado)=representación inconciliable- conversión del afecto.
-          Objetivo: Despertar el recuerdo (vividez, luminosidad) del proceso ocasionador + afecto.
-          Mediante: Relato-expresión en palabras del afecto.
-          Efecto: Incorpora la representación no abreaccionada y el afecto estrangulado al proceso asociativo normal
-          Posibilita: Abreacción: descarga de afectos Perdida de afectividad de un recuerdo mediante el poner en palabras
-          Aparecen resistencias
-          Se sirve de la sugestión no para impartir órdenes sino “conducir” el proceso asociativo. Lo que es descargado “vuelve a llenarse”


Método psicoanalítico - Asociaciones libres (Freud)
-          “No todo” puede ser recordado. Resistencias. Conceptualización de la defensa.
-          Síntoma: Etiología sexual.
-          Objetivo: producir una operación que ponga al saber del lado del sujeto.
-          Mediante: Seguir el hilo asociativo del paciente “comunique todo cuanto se le ocurra, sin desestimar o criticar nada” Cuando la asociación se detiene: resistencias
-          Resistencias: lagunas, olvidos, agudización de los síntomas, desconfianza, no querer hablar. Trabaja con las resistencias. Las entiende como producto de la defensa que desalojó de la Cc la representación inconciliable. La persona del médico entra dentro de la resistencias
-          Conceptualización de la transferencia: como falso enlace al servicio de la resistencia. Transferencia como obstáculo a la cura.


22/5 Unidad IV

Bibliografía: Sigmund Freud “La interpretación de los sueños” (1899)

Guía de Trabajo

La extensión, complejidad y riqueza de este escrito lo hacen difícil de abarcar en su totalidad. Proponemos algunas preguntas rectoras que permitirán ir articulando conceptos.
· ¿cómo se forma un sueño?
· ¿que elementos intervienen en el trabajo del sueño?
· ¿cómo se interpreta un sueño?
· ¿Por qué soñamos? ¿Qué función cumple el sueño en la economía del psiquismo?
· ¿Cómo es el aparato psíquico que permite, por ej. la formación de un sueño? ‘

Aparato psíquico: instancias Fórmula: cumplimiento/ alucinatorio/de
Dinámica un deseo/ sexual/ infantil/ reprimido:
Leyes que lo regulan desglosar, parte a parte, esta fórmula

Pensar al sueño como formación del icc. en el marco de un aparato psíquico: las claves de este de este funcionamiento van a ser fecundas para explicar todas las formaciones del icc.


Ø Método de interpretación de los Sueños: es el método de asociación libre. (presupuestos)

Ø Desfiguración del sueño:
Supone un aparato dividido en instancias: lugar de la censura, lo que es placentero para una instancia no lo es para la otra.

Ø Cumplimiento de un deseo como fórmula general del sueño:
¿qué particularidad tiene ese deseo? (icc)
¿porqué siempre requiere de una desfiguración,?
¿porqué los sueños de angustia o penosos también pueden figurar un deseo?
¿qué pasa con los afectos en el sueño?


Actividades para trabajar grupalmente en el práctico
1) Freud propone distinguir su método de interpretación de los sueños del método simbólico y del método de descifrado.
a) Señale cuales son las diferencias fundamentales.
b) Considere el papel del medico y del soñante en los diferentes métodos.
c) Teniendo en cuenta lo anterior, relaciónelos con el método hipnótico y de asociación libre.
2) Freud afirma que el sueño debe ser tratado como un síntoma. Fundamente.
3) Síntomas y sueños: reflexione sobre el papel de la censura y la resistencia en cada formación.
4) ¿Cómo opera la desfiguración onírica?
5) El trabajo del sueño: Intente describir como se realiza este trabajo, los elementos que intervienen.
6) El trabajo de interpretación.



29/5 Unidad IV

Bibliografía: Sigmund Freud “La interpretación de los sueños” (1899)

A partir de la lectura del texto de Julio Cortázar, establecer articulaciones con los principales conceptos planteados en La interpretación de los sueños.




                  
BACKGROUND por Julio Cortázar
Tierra de atrás, literalmente.
Todo vino siempre de la noche, background inescapable, madre de mis criaturas diurnas. Mi solo psicoanálisis posible debería cumplirse en la oscuridad, entre las dos y las cuatro de la madrugada- hora impensable para los especialistas. Pero yo sí, yo puedo hacerlo a mediodía y exorcisar a pleno sol los íncubos, de la única manera eficaz: diciéndolos.
Curioso que para decir los íncubos haya tenido que acallarlos a la hora en que vienen al teatro del insomnio. Otras leyes rigen la inmensa casa de aire negro, las fiestas de larvas y empusas, los cómplices de una memoria acorralada por la luz y los reclamos del día y que sólo vuelca sus terciopelos manchados de moho en el escenario de la duermevela. Pasivo, espectador atado a su butaca de sábanas y almohadas, incapaz de toda voluntad de rechazo o asimilación, de palabra fijadora. Pero después será el día, cámara clara. Después podemos revelar y fijar. No ya lo mismo, pero la fotografía de la escritura es como la fotografía de las cosas: siempre algo diferente para así, a veces, ser lo mismo.
Presencia, ocurrencia de mi mandala en las altas noches desnudas, las noches desolladas, allí donde otras veces conté corderitos o recorrí escaleras de cifras, de múltiplos y décadas y palíndromas y acrósticos, huésped involuntario de las noches que se niegan a estar solas. Manos de inevitable rumbo me han hecho entrar en torbellinos de tiempo, de caras, en el baile de muertos y vivos confundiéndose en una misma fiebre fría mientras lacayos invisibles dan paso a nuévas máscaras y guardan las puertas contra el sueño, contra el único enemigo eficaz de la noche triunfante.
Luché, claro, nadie se entrega así sin apelar a las armas del olvido, a estúpidos corderos saltando una valla, a números de cuatro cifras que disminuirán de siete en siete hasta llegar a cero o recomenzarán si la cuenta no es justa. Quizá vencí alguna vez o la noche fue magnánima; casi siempre tuve que abrir los ojos a la ceniza de un amanecer, buscar una bata fría y ver llegar la fatiga anterior a todo esfuerzo, el sabor a pizarra de un día interminable. No sé vivir sin cansancio, sin dormir; no sé por qué la noche odia mi sueño y lo combate, murciélagos afrontados sobre mi cuerpo desnudo. He inventado cientos de recursos mnemotécnicos, las farmacias me conocen demasiado y también el Chivas Regal. Tal vez no merecía mi mandala, tal vez por eso tardó en llegar. No lo busqué jamás, cómo buscar otro vacío en el vacío; no fue parte de mis lúgubres juegos de defensa, vino como vienen los pájaros a una ventana, una noche estuvo ahí y hubo una pausa irónica, un decirme que entre dos figuras de exhumación o nostalgia se interponía una amable construcción geométrica, otro recuerdo por una vez inofensivo, diagrama regresando de viejas lecturas místicas, de grimorios medievales, de un tantrismo de aficionado, de alguna alfombra iniciática vista en los mercados de Jaipur o de Benarés. Cuántas veces rostros limados por el tiempo o habitaciones de una breve felicidad de infancia se habían dado por un instante, reconstruidos en el escenario fosforescente de los ojos cerrados, para ceder paso a cualquier construcción geométrica nacida de esas luces inciertas que giran su verde o su púrpura antes de ceder paso a una nueva invención de esa nada siempre más tangible que la vaga penumbra en la ventana. No lo rechacé pero rechazaba tantas caras, tantos cuerpos que me devolvían a la rememoración o a la culpa, a veces a la dicha todavía más penosa en su imposibilidad. Lo dejé entrar, en la caja morada de mis ojos cerrados lo vi muy cerca, inmóvil en su forma definida, no lo reconocí como reconocía tantas formas del recuerdo, tantos recuerdos de formas, no hice nada por alejarlo con un brusco aletazo de los párpados, un giro en la cama buscando una región más fresca de la almohada. Lo dejé entrar aunque hubiera podido destruirlo, lo miré como no miraba las otras criaturas de la noche, le di acaso una sustancia primera, una urdimbre diferente o creí darle lo que ya tenía; algo indecible lo tendió ante mí como una fábrica diferente, un hijo de mi enemiga y a la vez mío, un telón musgoso entre las fiestas sepulcrales y su recurrente testigo.
Desde esa noche mi mandala acude a mi llamado apenas se encienden las primeras luces de la farándula, y aunque el sueño no venga con él y su presencia dure un tiempo que no sabría medir, detrás queda la noche desnuda y rabiosa mordiendo en esa tela invulnerable, luchando por rasgarla y poner de este lado los primeros visitantes, las previsibles y por eso más horribles secuencias de la dicha muerta, de un árbol en flor en el atardecer de un verano argentino, de la sonrisa de una mujer que vive una vida ya para siempre vedada a mi ternura, de un muerto que jugó conmigo sus últimos juegos de cartas sobre una sábana de hospital.
Mi mandala es eso, un simplísimo mandala que nace acaso de una combinación imaginaria de elementos, tiene la forma ovalada del recinto de mis ojos cerrados, lo cubre sin dejar espacios, en un primer plano vertical que reposa mi visión. Ni siquiera su fondo se distingue del color entre morado y púrpura que fue siempre el color del insomnio, el teatro de los desentierros y las autopsias de la memoria; se lo diría de un terciopelo mate en el que se inscriben dos triángulos entrecruzados como en tanto pentáculo de hechicería. En el rombo que define la oposición de sus líneas anaranjadas hay un ojo que me mira sin mirarme, nunca he tenido que devolverle la mirada aunque su pupila esté clavada en mí; un ojo como el Udyat de los egipcios, el iris intensamente verde y la pupila blanca como yeso, sin pestañas ni párpados, perfectamente plano, trazado sobre la tela viva por un pincel que no pretende la imitación de un ojo. Puedo distraerme, mirar hacia la ventana o buscar el vaso de agua en la penumbra; puedo alejar a mi mandala con una simple flexión de la voluntad, o convocar una imagen elegida por mí contra la voluntad de la noche; me bastará la primera señal del contraataque, el deslizamiento de lo elegido hacia lo impuesto para que mi mandala vuelva a tenderse entre el asedio de la noche y mi recinto invulnerable. Nos quedaremos así, seremos eso, y el sueño llegará desde su puerta invisible, borrándonos en ese instante que nadie ha podido nunca conocer.
Es entonces cuando empezará la verdadera sumersión, la que acato por la sé de veras mía y no el turbio producto de la fatiga diurna y deleyo. Mi mandala separa la servidumbre de la revelación, la duermevela revanchista de los mensajes raigales. La noche onírica es mi verdadera noche; como en el insomnio, nada puedo hacer para impedir ese flujo que invade y somete, pero los sueños sueños son, sin que la conciencia pueda escogerlos, mientras que la parafernalia del insomnio juega turbiamente con las culpabilidades de la vigilia, las propone en una interminable ceremonia masoquista. Mi mandala separa las torpezas del insomnio del puro territorio que tiende sus puentes de contacto; y si lo llamo mandala es por eso, porque toda entrega a un mandala abre paso a una totalidad sin mediaciones, nos entrega a nosotros mismos, nos devuelve a lo que no alcanzamos a ser antes o después. Sé que los sueños pueden traerme el horror como la delicia, llevarme al descubrimiento o extraviarme en un laberinto sin término; pero también sé que soy lo que sueño y que sueño lo que soy. Despierto, sólo me conozco a medias, y el insomnio juega turbiamente con ese conocimiento envuelto en ilusiones; mi mandala me ayuda a caer en mí mismo, a colgar la consciencia ahí donde colgué mi ropa al acostarme.
Si hablo de eso es porque al despertar arrastro conmigo jirones de sueños pidiendo escritura, y porque desde siempre he sabido que esa escritura- poemas, cuentos, novelas- era la sola fijación que me ha sido dada para no disolverme en ése que bebe su café matinal y sale a la calle para empezar un nuevo´día. Nada tengo en contra de mi vida diurna, pero no es por ella que escribo. Desde muy temprano pasé de la escritura a la vida, del sueño a la vigilia. La vida aprovisiona los sueños pero los sueños devuelven la moneda profunda de la vida. En todo caso así es como siempre busqué o acepté hacer frente a mi trabajo diurno de escritura, de fijación que es también reconstitución. Así ha ido naciendo todo esto.


5/6 Unidad IV

Bibliografía: Sigmund Freud “Psicopatología de la vida cotidiana” (1901)
                     Sigmund Freud “El chiste y su relación con lo inconciente” (1905)


Actividad
- Explicar el mecanismo del olvido del nombre Signorelli que relata Freud en el Cap I: El olvido de los nombres propios de Psicopatología de la vida cotidiana.
- Relacionar con Chiste y Sueño.


12/6 Unidad IV


Bibliografía: Sigmund Freud “Tres ensayos de Teoría Sexual” (1905)

Bibliografía Complementaria: 1) Silvia Bleichmar "La sexualidad Infantil a 100 años de su reconocimientoXII Congreso Latinoamericano de FLAPIA.


                                             2) Revista Topía "La clínica a cien años de Tres ensayos de teoría sexual"

Actividad:

- Veremos la película XXY, teniendo en cuenta los textos de la bibliografía señalada.
                     
1) 
La sexualidad infantil a 100 años de su reconocimiento


Silvia Bleichmar - XII Congreso Latinoamericano de FLAPIA

El título de partida propone de inicio una interrogación acerca de cuáles son los conceptos que han permanecido desde el descubrimiento psicoanalítico de los modos de la sexualidad infantil, diferenciándolos de aquellas cuestiones que han variado a lo largo de este siglo.
Sabemos que trabajar con cierto nivel de cientificidad en el proceso clínico tanto como en la etapa diagnóstica supone la definición de paradigmas que tengan cierta permanencia. Esto constituye un nivel de necesariedad de cualquier práctica en la racionalidad que la sostiene. Para que esto sea posible en nuestro propio campo, debemos diferenciar entre aquellos enunciados que se conservan dogmáticamente y los que se sostienen necesariamente.
Señalemos de inicio, para aludir a los cambios transcurridos a lo largo del siglo que termina, que hablar de constitución de la subjetividad no es lo mismo que aludir a la constitución del psiquismo: La producción de subjetividad es del orden histórico, social y político; alude a los modos con los que cada sociedad determina las formas con las cuales un sujeto se constituye como sujeto social y se inserta en el mundo en el que le toca vivir. La constitución del psiquismo, por su parte, intenta cercar un conjunto de variables que implican cierta universalidad, cuya permanencia se sostiene más allá de ciertos cambios en la producción de sujetos históricos. Veamos cómo para trabajar sobre estas transformaciones es necesario entonces tomar las cuestiones relativas a la constitución del psiquismo y considerar su de relativa superposición y diferenciación con la producción de subjetividad
Es indudable que cuestiones que, indudablemente, han cambiado desde los tiempos de descubrimiento de la sexualidad infantil como objeto de conocimiento. La sexualidad actual se caracteriza por el estallido de su relación de contigüidad con la procreación, lo cual confirma el paradigma del psicoanálisis en cuanto a considerar que la sexualidad no es del orden del instinto sino del orden del placer, no subordinable a la autoconservación ni a la reproducción.
Una confirmación en el marco de esta gran transformación no sólo nos otorga el derecho sino que nos obliga, en cierto modo, a reafirmar los aciertos y a revisar las impasses que los limitan. Tomaré tres de ellos para circunscribir mi intervención:
1.- La extensión del concepto de sexualidad a la vida no genital: es muy importante volver a recuperar el concepto de sexualidad infantil en términos de placer que no se reduce a la autoconservación, y salvarla de la banalización que pretende reducirla a la genitalización precoz; se trata del estallido de los modos naturales de la autoconservación a partir del hecho que el mundo queda atravesado por líneas de fuerza que no son reductibles a la autoconservación y que incluso, a lo largo de toda la vida, entran en contradicción con la vicariancia que lleva al yo a tomar a cargo la defensa de la vida. Se trata de la constitución de un mundo humano en su desgajamiento y reencuentro con la naturaleza a partir de la constitución de sistemas de representaciones que no son reductibles a esta última. En este sentido, la sexualidad es constitutiva de la vida representacional del ser humano.
2.-  Polimorfismo perverso infantil como un modo de ejercicio de la sexualidad infantil que conlleva una  potencialidad de perversión en el  ser humano. Sin embargo, es necesario no confundir el polimorfismo perverso con la indiferenciación de género: esta última antecede a la diferencia sexual anatómica. En un comienzo, el género no  está atravesado por la diferencia sexual anatómica; está determinado por los modos con los que cada cultura organiza las premisas que hacen que alguien sea hombre o mujer - lo “natural” del hombre es profundamente arbitrario. Uno de los riesgos más serios que tiene el desarrollo que ha tomado la categoría de género actualmente es la tendencia a emplazar el sexo del lado de lo biológico y el género del lado de lo social, olvidando que entre uno y otro se constituyen las representaciones sexuales que tanto la sexualidad ampliada como las relaciones entre los sexos. Los trastornos de la identidad de género no son del orden de la perversión, así como no lo es la homosexualidad, ni las formas consensuadas con las cuales los seres humanos resuelven su encuentro en la resolución de los destinos del placer . Cómo redefinir el problema de la perversión, hoy? Considero que las variables presentes en la definición clásica tanto con relación al complejo de castración como a la dominancia de las zonas erógenas llamadas pre-genitales, es muy poco defendible. Por el contrario, considero que la afirmación freudiana que ubica a la perversión como el negativo de la neurosis, sigue siendo de una enorme fecundidad; siempre y cuando pongamos en el centro el hecho de que el ejercicio de la pulsión no integrada en los componentes amorosos,  no ligada, da cuenta del fracaso de la intersubjetividad.
Lo que caracteriza a la perversión es la desubjetivización y el carácter parcializado que el  otro cumple como lugar de goce. Formulado de este modo, el concepto de perversión puede ser repensado en términos  de infancia, porque la ausencia de renuncias pulsionales primarias en la infancia marca el rehusamiento del niño a dejar de lado ciertas formas de placer por amor al otro. La represión opera en un tiempo segundo en  relación a este rehusamiento. El sadismo infantil está mitigado y ligado por el reconocimiento del objeto.
3.- El tercer elemento que quiero señalar como acierto y también como impasse es el que remite al descubrimiento del Complejo de Edipo; este es indudablemente el eje ordenador del amor al semejante, pero no por ello deja de ser también un mito histórico que forma parte en la constitución de la subjetividad en cierto momento de la historia. El modelo de familia que conocemos está en mutación; nos vemos enfrentados a nuevas formas de engendramiento y de procreación, desconocidas hasta la actualidad. Rota la relación entre procreación y sexualidad,  no hay ninguna razón por la que la gente tenga hijos; salvo porque  quieren, por angustia de muerte, deseo de trascendencia y necesidad de amar a otro. Esto confirma el acierto del psicoanálisis al haber planteado, desde sus comienzos, que aquello que motoriza las formas deseantes de la procreación no tiene nada que ver con la sexualidad animal, natural, sino con una forma de la sexualidad que es la sexualidad sublimatoria, amorosa, ligada al narcisismo. Una vez que ha entrado en estallido el instinto por la presencia de la sexualidad pulsional implantada por los cuidados precoces otorgados a la cría, el deseo de procreación es una sofisticada y compleja resultante de los sistemas representacionales de los seres humanos. Las nuevas formas de procreación marcan así tanto el acierto del psicoanálisis en cuanto a haber afirmado que el deseo de hijo no es un deseo instintivo, pero obligan a su vez a una revisión de los modos tradicionales con los cuales el complejo de Edipo como mito fundador da cuenta de un modo de constitución de la subjetividad históricamente determinado, que debe ser desprendido de los elementos de universalidad que guarda: asimetría sexual y simbólica del niño y el adulto, prematuración de la cría humana como efecto de la presencia de la sexualidad inconciente del adulto, ligazón amorosa al adulto como forma de reengarzamiento y sublimación del deseo pulsional.
Siendo el niño parasitado sexual y simbólicamente por el adulto, en la medida en que éste introduce formas de la sexualidad en todos los cuidados precoces que le brinda, podemos reformular el Edipo como la prohibición que toda cultura ejerce respecto a la apropiación del cuerpo del niño como lugar de goce del adulto. Esta reformulación del Edipo sostiene al mismo tiempo lo central de la prohibición en el interior de la asimetría sexual y simbólica inter-generacional, reubicando al mismo tiempo el carácter fundante de la prohibición como lugar generador del fantasma infantil.
La hipocresía sexual retorna en nuestra cultura bajo los modos que se propician hoy de diagnóstico y medicación de los niños: vemos a una enorme cantidad de ellos hiperactivos e insatisfechos como efecto de la sobreexcitación precoz a la cual son sometidos tanto a través de los medios como de las diversas situaciones que se ven obligados a compartir de la sexualidad adulta, en un estado de impreparación tanto simbólico como biológico. Diagnosticados como hiperkinéticos o trastornos de disfunción atencional -ADD-, medicados y cosificados, la consecuencia más grave consiste en la enorme cantidad de inteligencia que se desperdicia, y la postergación de verdaderas vías de resolución de patología; postergación cuyas graves consecuencias vuelven constantemente en los fracasos de la escolaridad y de la vida social en general, debido a que las medicaciones ofrecidas y los tratamientos aplacatorios desconocen, se rehúsan a explorar las causas de este verdadero movimiento de  arrasamiento por el cual atraviesan los niños sometidos a la sobre-violencia sexual, aún cuando sólo sea virtual, de los adultos, hiperkinéticos y se los medica , perdiendo de vista que la excitación no ligable produce trastornos de carácter y trastornos de conducta.
Debemos entonces volver a poner en el centro de  los paradigmas con los que trabajamos tanto la recomposición del concepto de sexualidad infantil en sus dos vertientes: como sexualidad que antecediendo a la genitalidad conserva un estatuto de  para-genital, insubordinable aún cuando sea reprimible, a la reunificación genital, y por otra,  como sexualidad anticipada, prematurada, a partir del lugar que la sexualidad del adulto el adulto ocupa en la constitución del psiquismo infantil. A partir de ello, debemos ir redefiniendo en nuestros diagnósticos los riesgos y posibilidades futuras del niño, y ello no sólo en lo que hace específicamente a la sexualidad, sino al modo con el cual se va a establecer-  a partir de esta materialidad psíquica particular que la constituye- el conjunto de los sistemas representacionales en su densidad simbólica en la perspectiva futura que los atraviesa.




2) 
La clinica a cien años de Tres ensayos de teoría sexual

Por Emilce Dío BleichmarIsabel Lucioni, y Fernando Ulloa - Publicado en Octubre 2005

Los cien años que nos separan de Tres ensayos sobre una teoría sexual necesariamente implican transformaciones teóricas y clínicas. Es por ello que decidimos proponerles tres preguntas a tres psicoanalistas para pensar acerca de la vigencia y la actualidad de las propuestas de esta obra para poder pensar las propuestas de Tres ensayos hoy.
1- A 100 años de 3 ensayos para una teoría sexual, ¿que conceptos planteados allí por Freud considera que tienen vigencia en la actualidad y cuales reformularía?
2- ¿Que lugar ocupa en su practica clínica el trabajo con la sexualidad infantil del paciente?
3- En el primer ensayo Freud afirma que la disposición bisexual interviene de algún modo en la llamada 'inversión sexual'. ¿Que lugar le otorga usted a la tesis de la bisexualidad en su practica y por qué?

Emilce Dío Bleichmar
1- Obra considerada junto a la Interpretación de los Sueños la más trascendente y original contribución de Freud al conocimiento humano resulta relevante plantearse su vigencia y sumarnos a lo que el mismo Freud pensaba en 1909– en un prólogo a la segunda edición, -curiosamente suprimido como se hace notar en la edición de Amorrortu-: “El autor que no se llama a engaño sobre las lagunas y oscuridades de este pequeño  escrito…es su ferviente deseo que este libro envejezca rápidamente, a causa de la aceptación universal de lo que antaño fue su nuevo aporte, y del reemplazo de las deficiencias que contiene por las tesis correctas” (p. 117).
La sexualidad infantil, sus manifestaciones, sus fuentes, las teorías sexuales y la sobrestimación del objeto sexual son los conceptos fuertes del descubrimiento freudiano que desde hace mucho tiempo cuentan con la aceptación y legitimación social, siendo el esclarecimiento y la educación sexual parte del curriculum de la escuela primaria en gran parte del mundo desarrollado. A su vez, también debemos recalcar la anticipación freudiana a los hallazgos neuroendócrinos –la química de la sexualidad- como también una cierta apertura a la polivalencia causal de la homosexualidad, y sobre todo vinculado al estudio de las variaciones sexuales, la no correspondencia obligada entre la pulsión y su objeto.
¿Qué debiera ser revisado o quizá dicho de modo más contundente reemplazado un siglo más tarde como el mismo Freud aconsejaba?
En primer lugar, la concepción de la sexualidad como la única causa de las perturbaciones mentales dando lugar a concepciones modulares de la mente que admiten una multiplicidad de sistemas motivacionales como  factores intervientes tanto en el desarrollo normal como en el patológico. No podemos seguir sosteniendo la diversidad de condiciones de sufrimiento del ser humano derivadas exclusivamente de las vicisitudes de la sexualidad infantil, ni tampoco concebir teorías clínicas o intervenciones en las cuales se habla de déficit tempranos del vínculo, trauma, violencia, ausencia de mentalización, migraciones y que todo sin excepción quede explicado en términos del complejo de Edipo. Sobran factores y falta teoría que los articule y explique en su incidencia psíquica. La idea que las neurosis son el negativo de las perversiones se basa, en un modelo, por un lado, lineal y reducido del desarrollo que no alcanza para explicar la complejidad psíquica, y por otro, en una idea patográfica del desarrollo que nos ha hecho pensar las etapas tempranas como estados psicóticos o perversos.
No menos importante es que para entender en rigor la importancia del concepto freudiano de psicosexualidad, debemos introducir en la teoría psicoanalítica el concepto de género indisociable de la sexualidad, pero que requiere ser estudiado en su propio dominio, que es el de la estructura del self o si se quiere del yo. Si el concepto de pulsión se considera el punto de ruptura con el instinto ¿no debiéramos de pensar, desde el paradigma de la intersubjetividad y de la prioridad del otro en la psique humana, que el fantasma de feminidad y masculinidad es un contenido implantado precozmente por el adulto y que el yo es desde su origen una representación del sí mismo/a genérico? Que lo que nos diferencia como humanos no sólo es que no existe correspondencia entre la pulsión y su objeto, sino que hombres y mujeres en virtud de una normativa que rige la diferencia entre masculinidad y feminidad valoran, tienen disposición y disponibilidad diferencial para la vivencia erótica.
El yo en tanto imagen de sí mismo/a, el yo representación de Laplanche, o el imaginario del yo de Lacan constituye el dominio pertinente del concepto de género. El yo en la subjetividad nunca es neutro. Y será desde ese sí mismo -varón o nena- que se inscribirán las identificaciones a los padres, identificaciones que llamamos preedípicas o edípicas resumiendo en estas condiciones un sinnúmero de aspectos de los padres que no pasan por su rol sexual sino por cómo funcionan en todos los demás dominios de la vida. Si el hijo se ve afectado en su masculinidad por la personalidad dependiente del padre ¿seguiremos pensando que se trata de sus fantasmas edípicos de ataque al padre por su deseo sexual por la madre o por la falta de un modelo de padre luchador que dé fuerza al sí mismo del niño?
Tener en cuenta el sistema sexo/género permitiría una revisión más comprensiva del primer ensayo de teoría sexual cuando Freud se ve en figurillas tratando de explicar “las aberraciones sexuales”, «El hermafroditismo psíquico ganaría en verosimilitud si con la inversión del objeto sexual corriera paralelo al menos un vuelco de las otras propiedades anímicas, pulsiones y rasgos de carácter, hacia la variante que es peculiar del otro sexo. Pero semejante inversión del carácter sólo se encuentra con alguna regularidad en las mujeres invertidas. En los hombres, la más plena virilidad anímica es compatible con la inversión» (p. 129). Freud se refiere al homosexual misógino, quien rechaza todo signo epidérmico y contacto con cualquier forma de feminidad. "La más plena virilidad anímica" se refiere al género, es decir, a un hombre que se identifica como tal, se rige por pensamientos y sentimientos acordes con la masculinidad de su medio, probablemente con apariencia física masculina, pero cuya orientación del deseo es homoerótca. Resalta el comentario sobre las mujeres que no sólo cambian la orientación del deseo sino también sus rasgos de carácter, o sea su género, hacia la masculinidad.
Freud agrega notas y notas al pie tratando de ofrecer claridad a algo que continua confuso: “El problema de la inversión es sumamente complejo y abarca tipos muy diversos de actividad y desarrollo sexuales. Debería trazarse una neta distinción conceptual entre diferentes casos de inversión según que se haya invertido el carácter sexual del objeto o el del sujeto » (p. 132).
« En 1920, se vale de Ferenczi (1914) para aclarar el tema “ha preparado una serie de importantes puntos de vista sobre el problema de la inversión. Critica, con razón, que bajo el nombre de (que él propone sustituir por el más adecuado de ) se confundan una cantidad de estados diversos, de desigual valor tanto en lo orgánico como en lo psíquico. Pide que se distinga con claridad al menos entre estos dos tipos: el homoerótico en cuanto al sujeto, que se siente mujer y se comporta como tal, y el homoerótico en cuanto al objeto, que es enteramente masculino y no ha hecho más que permutar el objeto femenino por uno de su mismo sexo» (p. 133).
Examinando estos fragmentos del primer ensayo nos encontramos con lo que continúa siendo, aún en la actualidad, uno de los síntomas de insuficiencia de conocimiento que salta a la vista en la oscuridad y dificultad que encuentra cualquier autor para describir, para presentar la fenomenología de las variantes sexuales. Freud "sabía" de tal déficit y exhortaba a su clarificación. Ferenczi lo intentó en su tiempo, pero sólo cuando se incluye el concepto de género -como lo ha hecho Robert Stoller a lo largo de su obra (1968-1991)- se logra algún grado de elucidación.
La distinción aportada por John Money entre identidad de género y orientación del deseo puesta a trabajar por Stoller en la comprensión del transexualismo, la homosexualidad femenina y masculina, el travestismo fetichista heterosexual, el travestismo homosexual , permite entender y definir con mayor rigor, a mi modo de ver, la diferencia que tanto Freud como Ferenczi plantearon en torno a la inversión del sujeto o del objeto. ¿Que es un homoerótico en cuanto al sujeto? Un homosexual feminizado, que se siente mujer y se comporta como tal, tiene prevalentemente una identidad femenina (gusto por la apariencia corporal, actividades y sentimientos "femeninos"). O sea, su género es prevalentemente femenino y su orientación del deseo homosexual, hacia el igual. La segunda categoría propuesta por Ferenczi, el homosexual en cuanto al objeto puede ser un misógino homosexual, su homosexualidad no tiene que ver con ninguna valoración de lo femenino, todo lo contrario, puede existir un rechazo absoluto a la misma, es también homosexual en la orientación de su deseo, es decir, su orientación sexual es homosexual y su identidad de género es masculina. La diferencia pasa, en ambos, por el género no por la orientación sexual que en ambos es invertida.
Otra grave insuficiencia de la teoría psicoanalítica de la sexualidad es la androginia prevalente de sus propuestas mayores. Nuestra tesis es que Tres ensayos de teoría sexual son básicamente ensayos de comprensión de la constitución del significado sexual de los varones y de los hombres, y que el ensayo sobre la teoría sexual de la niña y la mujer, está todavía en vías de formulación. Un intento de contribución a un conocimiento específico de la sexualidad femenina es mi trabajo de tesis doctoral pubicado en el texto La Sexualidad Femenina. De la Niña a la Mujer, en el que muestro el cúmulo de bibliografía existente y publicada por órganos oficiales del psicoanálisis que aportan conocimiento divergente a las tesis freudianas sobre el desarrollo de la sexualidad en la niña. En la subjetividad de las niñas lo que existe es temor al pene y si en las mujeres se constata envidia al hombre no es a su pene –aunque pueda ser ésta la representación simbólica- sino a su condición de privilegio, a su género no a su sexo; que la violencia sexual tiene una incidencia mayor en su subjetividad, tanto en los casos de abuso como en la simple constatación de los riesgos que la puesta en acto de la sexualidad entraña para la mujer, lo que convierte a la pubertad en el período de mayor ansiedad para la chica ya que la violencia y los riesgos se hacen realidad y que es el temor a la violencia sexual la verdadera ansiedad de castración femenina.

2.- Variable, ya que la incidencia de la sexualidad infantil en la subjetividad es una condición no universal de patología, si entendemos la psicopatología basada en un amplio espectro de condiciones disfuncionales: trastornos del vínculo de apego, de la narcisización de su self, de la regulación de sus emociones, entre otras. No obstante, en el caso de las mujeres en las últimas décadas hemos asistido al fin del enmascaramiento del abuso y del incesto al que con frecuencia se ven sometidas, lo que hace que la investigación de la sexualidad infantil nos enfrente con un escenario que para nada se circunscribe a la subjetividad fantasmática, al autoerotismo o al complejo de Edipo sino a la más cruda sexualidad traumática.

3.- La supuesta bisexualidad biológica en la obra freudiana se aplica sobre todo a la mujer. En rigor la teoría freudiana sobre la feminidad y la sexualidad femenina se podría calificar de “transexualista”, ya que sostiene que la niña instintivamente se halla preparada para la masculinidad, que desde que descubre la diferencia de sexos se siente castrada, desea ser hombre y ver su cuerpo transformado poseyendo un pene. Freud (1897-1905) sustenta la teoría de la disposición bisexual congénita a partir de las ideas sugeridas por Fliess sobre el sexo dominante y el recesivo y la mantiene a lo largo de toda su obra otorgándole una gran importancia (1919, 1922, 1923, 1931, 1933). Tal es así que en Análisis Terminble e Interminable sigue afirmando que la  bisexualidad influencia tanto la identidad sexual como la elección de objeto, y que su naturaleza biológica constituye uno de los obstáculos insalvables (“la roca”), y uno de los límites que el psicoanálisis encuentra en tanto terapia.
Los hallazgos de los mecanismos neurohumorales en embriología demuestran que sólo si el cerebro fetal, el hipotálamo, es activado por andrógenos la conducta masculina se desarrolla. El estado neutro, inicial para los mecanismos centrales del sexo, así como los rudimentos de los órganos sexuales son femeninos; si la corriente de andrógenos (a partir del cromosoma Y) es bloqueada, retoma el comando el cerebro fetal femenino. O sea que neurofisiológicamente el cerebro del hombre resulta ser un cerebro hembra androgenizado y embriológicamente el pene es un clítoris masculinizado. Los casos que impresionaban a Fliess y a Freud, lo que se entendía en la época como hermafroditismo en realidad corresponden a trastornos cromosómicos (síndrome de Turner), insensibilidad andrógena y trastornos del lóbulo temporal. En su mayoría afecta a sujetos XY que desarrollan grados variables de feminización.
Emilce Dío Bleichmar
Psicoanalista

Isabel Lucioni
1- Sin duda fue un hallazgo vigente hoy la ampliación del concepto de sexualidad, desde la genitalidad heterosexual hasta sus fuentes, como sexualidad perverso polimorfa infantil, la cual plantea a todo el cuerpo y a sus funciones como origen de erogeneidades, decisivas en las primeras inscripciones del otro, del yo y de las relaciones entre ambos.
Los pequeños montajes de las pulsiones sexuales parciales van circunscribiendo la representación luego unificada del Yo y preludian la diversidad creativa de relaciones con el objeto, en el contexto de la dialéctica Vida y Muerte.
Mas allá de los 100 años pero teóricamente contigua a ésa extensión de la sexualidad, existe una segunda gran extensión de la categoría de sexualidad como Superpulsión Eros, mas abarcativa y básica que la sexualidad de los 3 Ensayos y que junto a la otra Superpulsión: Muerte, constituirán en la dialéctica intrincación-desintrincación a la sexualidad polimorfa y revolucionaria de 1905.
La propia letra freudiana abandona la dualidad pulsiones de autoconservación vs sexualidad la que es insuficiente, sobre todo por el narcisismo como investidura libidinal del Yo que asume la autoconservación y por la presencia de la destrucción-autodestrucción junto a la sexualidad.
En el sistema hipotético deductivo freudiano Eros y Muerte aunque sean llamadas simplemente pulsiones, tienen un estatuto de hipótesis de partida de las cuales derivarán lógicamente las pulsiones sexuales parciales y la función narcisista de autoconservación.-Una de mis propuestas es llamarlas como lo hice: Superpulsiones definidas sólo por la meta: construcción ( de organizaciones mas altas de complejidades) y desconstrucción, (simplificación hacia un estado de organización anterior) y por sus empujes, para diferenciarlas de las pulsiones sexuales parciales definidas por la fuente el objeto, la meta, el empuje y el representante afecto, componentes todos de la vorstelllung-repräsentanz o agencia representante, lugar en el que se consuma la transformación de energías corporales y perceptivas del mundo exterior en investiduras o huellas mnémicas, constituyentes del psiquismo.
A diferencia de la época freudiana donde el SuperYo se oponía a la sexualidad, nuestra época ha desarrollado un SuperYo complaciente con el deseo, multiplicado y estimulado como emblema narcisista del Yo, las tesis de 1905 se ven corroboradas por una práctica social que está dando salida precisamente a diferentes formas de sexualidad, de emparejamiento, de procreación y de constitución familiar. Necesitaremos algún tiempo todavía para evaluar sus efectos psicosociales, pero dicha apertura abreva seguramente de las variabilidades y vicisitudes de la sexualidad pluriforme del Ello.
Si bien antaño la angustia disparaba represiones sobre el espectro de Eros-Muerte, el hombre actual no se salva de las angustias precisamente ante la disponibilidad de opciones, aunque se valore la libertad, y ante la inestabilidad identificatoria y objetal que asumir ese espectro conlleva.
2- La pregunta podría remontarse a esta otra ¿Qué lugar ocupa en mi clínica la repetición? Un gran lugar, pero como también lo ocupan los problemas actuales entreverados con las repeticiones. Así, es tan grande esa labor reconstructiva como la de que el análisis lo acompañe al paciente en la resolución libre y creativa de sus nuevos proyectos, limpiados ya, hasta donde sea posible, de las ansias, los miedos y los traumas infantiles. Los deseos sexual y agresivos de la niñez, los temores lejanos, los traumas repetitivos no hay que ir a buscarlos siendo analista, simplemente no hay que ser sordo ante su sonora presencia en las diversas transferencias y en la transferencia sobre el analista.-Sexualidad infantil encontrada como predominios pulsionales relativos, como narcisismos preedípicos e incestuosos fijados en el Yo ideal, como fragmentos de objeto y objetos tan pulsionales como narcisistas (fusionales, espejo , prótesis del Yo, y endogámicos) previos al Naufragio del Complejo de Edipo.
Desde la historia del presente que el Yo se esfuerza en aclarar, siempre reconstruímos una historia infantil cuyas elecciones libidinales, idealizaciones, odios, no dejan de insistir por repetición placentera de estilo alucinatorio aunque se realice sólo como transferencia, por repetición de esperanzas mágicas que no se abandonan, por repetición traumática, por venganzas eternas que no acaban de ser satisfechas. Un adolescente se arruina toda la dentadura durmiendo noche tras noche con un caramelo en la boca desde que es chico, la dulzura del pecho esperado, anhelado, repite su destrucción acaramelada y, al mismo tiempo, la destrucción de sus dientes culpables de asir, desgarrar a una madre inasible autopresentada como hna. dada la juventud con la que lo tuvo y que se pelea con él de igual a igual.
Otra bella señora no sabe porque no se casa hasta que descubrimos que no se quiere casar, ahíta de investidura libidinal, gloriosamente narcisificada por ambos padres, teme que los hombres la “agarren” asfixiantemente como siente que lo hizo la madre con ella( en realidad estorbándole el idilio con el padre) y además ningún hombre podrá competir jamás con la devota entrega que hizo el padre hacia ella estorbando hasta ahora la exogamia.
3- La disposición bisexual enraíza en el cuerpo con elementos del otro sexo, pero soportada por eso, es fundamentalmente, una doble corriente identificatoria a ambos géneros que culmina infantilmente con las dos tendendencias del Edipo Completo: hetero y homosexual, la resolución por la femineidad o la masculinidad exógamas será siempre una cuestión de predominio neto de una de las corrientes sobre otra. La bisexualidad pues ocupa su lugar en todo análisis de lo que pueda llamarse “normoneurótico”. No obstante en la ontogénesis y previo a lo que describí aneriormente, entre el narcisismo neto y la elección objetal existe una transición a la que llamativamente Freud llamó homosexual, aunque no pertenezca a dicha corriente del C. De Edipo Completo que es posterior a la caída de la premisa universal del falo y constitutiva de las dos posiciones preheterosexales: lo tiene o no lo tiene, pero a la que alimenta. Es el enamoramiento del doble del Yo, aún antes de que se constituyan las posiciones hetero y homo como antagónicas, enamoramiento en el cual se elige al doble siguiendo ciertos rasgos superficiales, fundamentalmente a predominio imagen y guiado por las señales de diferencia genérica que brinda desde el principio la cultura. Se elige pues a la imagen del propio género como doble narcisista del Yo en un intento primero de salvar de algún peligro fragmentante la unidad y la integración del self, pero el doble no es otro establemente diferenciado y la unión posible con él significa la muerte psíquica “el almicidio” schreberiano, el cierre persecutorio de la inestable diferencia entre el otro y el sí mismo.
No descartamos como posible fijación o corriente psíquica a representaciones que desmientan la castración y reafirmen la premisa universal del falo constituyendo a un núcleo perverso.
Hoy sabemos que la práctica de la homosexualidad puede responder a varias constelaciones metapsicológicas y no sólo a una estructuración por desmentida de la castración. Pero además estamos asistiendo a nuestra cultura posmoderna, narcisista y hedónica, la que cancela represiones que indudablemente en otras épocas cerraban el paso a la decisión conciente y a la acción sobre muchos deseos. Décadas de mi propio consultorio me están haciendo asistir a algunos cambios notables, adolescentes o jóvenes que “prueban” la relación homosexual, relaciones homosexuales en alguna edad madura neurótica, con incertidumbre acerca del rumbo definitivo que tomará la nueva elección; cambio de la elección heterosexual ejercida hasta la edad media de la vida con certeza acerca de la nueva dirección, todos hechos que prueban la existencia antaño reprimida de corrientes de reorganización identificatoria y objetal que nos hacen comprender mejor las antiguas homosexualidades, algunas consagradas pedagógicamente como la griega.

Isabel Lucioni
Psicoanalista

Fernando Ulloa
Comenzaré por ubicar aquello que de los Tres ensayos para una teoría sexual, a 100 años de su publicación, considero que aun mantiene vigencia. Lo mantiene, por ejemplo, su estilo de escritura metapsicoanalítica, y de hecho, los efectos que siguen produciendo en los analistas. Me considero uno de los deudores de esos efectos metapsicológicos. Señalo lo anterior, aun tomando en cuenta aquello que llevó al mismo Freud a decir, respecto de la teoría metapsicológica que era: “…por momentos, nuestra mitología”. Claro que con mayor justeza también dijo: “la metapsicología es a la par lo más importante y la menos acabada de nuestras teorías”. Se diría que estos comentarios bien pueden analogarse con lo propio de la sexualidad infantil, de cuya presencia –desde los inicios de la vida se los niños- se ocupa Freud, largamente, en el capítulo II de este texto centenario. Pues bien, retomando la anunciada analogía con las pulsiones, en esta sexualidad tempranísima tanto se puede reconocer las imaginarias e inacabadas míticas teorías sexuales infantiles, como el hecho de ser, en sí misma, la materia instintiva que, por efecto de la cultura, se irá trocando –propongo mutando- en el equipamiento pulsional inherente a todo sujeto humano. Una mutación ocurrida en el campo virtual de las representancias, donde se da el encuentro de las representaciones del instinto metonímico con las representaciones culturales, que por serlo revisten un carácter más metafórico. Entonces este carácter metonímico de la materia instintual a la que se le reconoce una fuente somática y un camino de sentido único, en busca de un destino objetal también tirando a único, por el accionar de las representaciones culturales, lo cual altera parte de la fijeza instintiva -inherente a la natura- abriendo paso al surgimiento de las pulsiones, ya una supra estructura, con esbozos metafóricos propios de la cultura.
En este proceso operan sobre el infantil sujeto dos producciones socioculturales antitéticas y contemporáneas: la ternura y la crueldad. La ternura constituye, en los adultos, un resultado de la sublimación sexual; no así en el tierno infantil sujeto donde reina una sexualidad pura; lo ejemplifican el placer de órgano de la lactancia y por fuera de ella, el chupeteo donde “los labios besan a los propios labios” -al decir de Freud. Un argumento más para pensar que la sexualidad está desde los comienzos de la vida de un sujeto. ¿Qué decir de la crueldad, ese fracaso de la ternura en su faz sublimada del buen trato? Sólo diré que el instinto no es cruel, es agresivo porque opera en la reproducción y en la alimentación, donde se juega la vida de la especie. Cuando por este fracaso de la ternura sólo se logra un precario establecimiento pulsional que no alcanza para hacer frontera a la agresividad del instinto, a la manera de una denomino proto-represión -esencial para entender metapsicológicamente a la crueldad- no sólo no existe tal  frontera, sino que la precariedad pulsional ‘corrompe’ al instinto abriendo paso a la crueldad, también una producción cultural.
La ternura/buen trato -así formulada- designa con el primer término, al tierno recién nacido, y con el segundo, a los adultos a cargo de los suministros materiales: abrigo frente a los rigores de la intemperie, y alimento frente a los del hambre. También –y ésto importa- las correspondientes donaciones simbólicas que emanan de las maneras, como modos culturales, conque se aplican estos suministros. Maneras culturales, este trato, que organiza en el niño las estructuras psíquicas, a su tiempo aptas para receptar la palabra, desde el inicio presente en los cuidados del niño. De ser la crueldad la que prevalezca en los suministros materiales, serán las maneras ríspidas, brutales, de la que no se puede esperar donaciones simbólicas, sino imposiciones concretas. El resultado imprime una impronta cultural cruel con riesgo de reproducirse generacionalmente, si antes no juega alguna instancia reparadora de buen trato.
Cabe señalar que en el mejor de los escenarios de la ternura/buen trato, conviven ambas producciones culturales ejerciendo su tratamiento, el propio de las artes y oficios para procesar la materia con que estos trabajan. Cuando se trabaja criando un niño, de este tratamiento resultará “el contrato pulsional”, tallando su psiquismo.
*He resumido sólo algo de lo más vigente a mi entender y desde una perspectiva metapsicológica, este texto freudiano y centenario. Un resumen hecho desde mi práctica clínica psicoanalítica, donde lo metapsicológico no queda reducido a designar el valor de un texto teórico sino que así entiendo la metapsicología, como disposición clínica incluso consigo mismo. No en vano Freud inaugura el psicoanálisis con los que en varios textos denomina el ‘acontecer freudiano, que así entiendo su autoanálisis. Al comienzo me extrañaba esta nominación por convocar directamente lo autoerótico. Proponía -sigo proponiendo- la expresión ‘propio análisis’ como una adquisición posible e irrenunciable en todo psicoanalista que ha arribado a las proximidades de un fin de análisis. Más tarde entendí que era legítimo lo de Freud, pues recurre al saber auto erótico y su pregnancia infantil. Una manera directa para explorar en sí mismo y desde una perspectiva metapsicológica, la validez de la sexualidad infantil en la estructuración, no ya del psicoanálisis, sino de todo sujeto. Autoanálisis que le permitió perfilar los complejos básicos de la metapsicología, el de Edipo y el de castración; también atravesar mitologías infantiles y culturales fundando los inicios de la clínica psicoanalítica con “La interpretación de los sueños” y “Tres ensayos de una teoría sexual”. Al final de sus días nos legó lo que considero su testamento psicoanalítico, no tanto por sus contenidos teóricos –que los tiene- sino por las circunstancias en que fueron escritos: cáncer que avanza, nazis en Viena y el exilio definitivo de su país y de su vida. Como respuesta compone su texto “La escisión del Yo en el proceso defensivo”. Texto inconcluso, en el que hay razones para suponer cierto compromiso autobiográfico entorno a la propia sexualidad infantil.  Inconcluso a la manera de un comentario freudiano que afirma: “…la metapsicología es a la par lo más importante y lo menos acabado de nuestras teorías”. En este trabajo se vuelve a ocupar de la noción de desmentida (Verleugnung); mecanismo esencial en el complejo de castración. Lo que no termina en este texto lo retoma, en parte, en las páginas finales, ahora sí de su último trabajo: “Esquema del Psicoanálisis” (1940), donde amplía su idea según la cual la desmentida, de esa escisión yoica, se produce no sólo en el fetichismo y en las psicosis, sino en las neurosis, en general frente a circunstancias en extremo difíciles como las que él estaba viviendo. Tanto es así que Stephan Zweig, compañero de exilio en Londres, dice: “Freud considera serenamente su propia muerte como una circunstancia extra-personal”. ¿Será que optimizó, desde su escisión yoica, la Verleugnung?
Algo de este mecanismo he constatado personalmente, en análisis de pacientes próximos a su muerte; también, y ésto resulta de interés, cuando no es en el fin de una vida sino en el fin de un análisis, surge otro aspecto curioso de la desmentida, curioso por cobrar forma de lo contrario: una suerte de ‘malentendido’ –un como sí- con significación de futura propia muerte del analizante, o tal vez del analista. Ésto recrea un clima transferencial que en ocasiones, no siempre, permite trocar la angustia de muerte, en tanto angustia real de castración, en vivencia de muerte; aquí la vida –expresada como vivencia- funciona como soporte dialéctico de la muerte, un ensayo de inscripción, en el inconsciente, de la muerte, que no la tiene. Tal vez algo de ésto permitió a Freud vivir hasta su propia muerte eludiendo, a su pedido, ‘vivir’ una muerte ya instalada. La vida siempre es inconclusa, por qué no había de serlo lo que considero su testamento.
Haber asistido y hablado acerca de todo ésto con Mimi Langer en el transcurso de su muerte, va en la misma línea. Lo documento en un trabajo donde también me ocupo de la muerte de Freud: Las campanas solidarias doblaron por Mimi Langer.
Vuelvo a “La escisión del Yo…”. Freud duda, al comienzo, en hablar acerca de algo ya muy conocido y por ello de poco interés. Finalmente opta por escriturar su experiencia y señala que muchas décadas atrás el  infantil sujeto, “descubre” en los genitales de una niña pequeña, la castración; algo que anuncia la posibilidad de perder su propio pene. A partir de eso desarrolla, junto con la irrupción de su práctica masturbatoria, un síntoma que aterra su ánimo: teme ser devorado-castrado por su padre. Verleugnung mediante, organiza un ingenioso dispositivo, por un lado acepta la castración como inherente al principio de realidad; por el otro, disfruta de la sexualidad, respondiendo al principio del placer. Vale pensar que lo de “muy conocido” aludía a su propia memoria infantil, perelaborativamente activada en su autoanálisis, expresada en “… muchas décadas atrás el infantil sujeto…”, como propias décadas.
En los términos de una común neurosis, funciona así este ingenioso dispositivo; señal que la escisión yoica se mantiene en los límites de una división dialéctica que permiten la convivencia del principio de realidad (castración) y el principio de placer (disfrute sexual). No sucede ésto cuando los términos de la escisión están desacoplados, como ocurre tanto en el fetichismo como en la psicosis.
¿Qué decir acerca de la última cuestión que propone Topía respecto de la inversión y la bisexualidad, conque inicia Freud sus “Tres ensayos…”? Me valdré de párrafos extraídos de su trabajo, principalmente de las conclusiones del apartado “A” del primer ensayo: “…La experiencia recogida con los casos considerados anormales nos enseña que entre pulsión sexual y objeto sexual no hay sino una soldadura, y corremos el riesgo de no ver a causa de la regular correspondencia del cuadro normal, donde la pulsión parece traer consigo al objeto. Ello nos prescribe que debemos aflojar, en nuestra concepción, los lazos entre pulsión y objeto. Probablemente la pulsión sexual es, al comienzo, independiente del objeto, y tampoco debe su génesis a los encantos de éste”.
Encuentro esencial el párrafo anterior, principalmente en relación al aflojamiento entre pulsión y objeto. También me parece importante advertir que la calificación de anormal y la referencia a la normalidad, aún con valor de estadísticamente habitual, aproxima, en un tema tan sensible, los riesgos de la discriminación. El mismo Freud en un agregado hecho en 1915, remarca: “La investigación psicoanalítica se opone terminantemente a la tentativa de separar a los homosexuales como especie particular de los seres humanos.  En la medida en que se estudian otras excitaciones sexuales, además de las que se dan a conocer de manera habitual, el psicoanálisis sabe que todos los hombres (y mujeres, agrego, explicitando géneros) son capaces de elegir un objeto de su mismo sexo, y aun lo han consumado en su inconsciente (…) En todos los tipos sexuales (obvio la expresión ‘los invertidos’ incluida en este agregado, por la carga peyorativa del término. Además hay argumentos -más allá de los prejuiciosos- para no considerar a la homosexualidad como lo inversa a lo hétero), es posible comprobar el predominio de constituciones arcaicas y de mecanismos psíquicos primitivos…”.
Sólo propongo, sin espacio para desarrollarlo, que mucho de lo que dije anteriormente acerca del buen trato y del distrato, se relaciona directamente con esta “constitución arcaica de mecanismos primitivos”.

Fernando Ulloa
Psicoanalista


19/06 Unidad IV


Bibliografía: Sigmund Freud “Tres ensayos de Teoría Sexual” (1905)

Bibliografía Complementaria: 1) Silvia Bleichmar "La sexualidad Infantil a 100 años de su reconocimientoXII Congreso Latinoamericano de FLAPIA.


                                             2) Revista Topía "La clínica a cien años de Tres ensayos de teoría sexual"
Emilce Dío BleichmarIsabel Lucioni, y Fernando Ulloa - Publicado en Octubre 2005. http://www.topia.com.ar/autores/emilce-d%C3%ADo-bleichmar


Acitivdad: 
- En base a la película comparar: lo que dice Freud en "Tres ensayos..." y lo que plantean estos autores 100 años después.



26/06  Unidad IV

- Llevar un anexo de no más de una página, con lo que crean necesario agregar al ensayo sobre la Película XXY y los textos de la bibliografía, que escribieron para el práctico anterior.

jueves, 14 de junio de 2012

XXY en Canal Encuentro

Por si estuvieron ausentes el martes, o quieren verla una vez más para realizar el trabajo.


Hoy a las 23hs por Canal Encuetro.
http://www.encuentro.gov.ar/sitios/encuentro/Noticias/getDetalle?rec_id=106477